noviembre 07, 2008

Entra y siéntete en casa


Hoy una amiga me invitó a formar parte de su blog, como quien abre las puertas de su casa de par en par y dice: siéntete cómoda.

Hwe descubierto varias cosas desde que tengo este blog y una de ellas es que4 las distacias no existen más que en los peores de los sentimientos, nada mejor que este ejemplo para demostrarlo.

María José, no sé dónde estás. no puedo verte.

Pero te siento cerca

Aquí, amigos, dejo también mis puertas abiertas.

Pasen, sírvanse un café, siéntense a mi lado y acaso sólo disfrutemos de la música, sin palabras, o conversemos, si, conversemos y disfrutemos de nuestra compañía.

noviembre 06, 2008

Siempre hay alguien para escuchar


Ay, José, que frase más acertada! Cómo con un puñado de palabras diste vuelta mi visión del presente en un páfate.

Me estuve haciendo ecos y lágrimas durante este último tiempo sobre la soledad que nos une y no caí en la cuenta de semejante poder: el de escuchar.

Gracias, amigo, por hacerme recordar que tengo oídos y debo dejarlos ser.

A propósito, un texto lindísimo de Gianni Rodari,

La Oreja Verde
Un señor maduro con una oreja verde

Un día, en el expreso Soria-Monterde,

vi subir a un hombre con una oreja verde.

Ya joven no era, sino maduro parecía,

salvo la oreja, que verde seguía.

Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad;

dígame, esa oreja verde,

¿ le es de alguna utilidad?

Me contesto amablemente:

Yo ya soy una persona vieja,

pues de joven sólo tengo esta oreja.

Es una oreja de niño que me sirve

para oir cosas que los adultos

nunca se paran a sentir;

oigo también a los niños

cuando cuentan cosas

que a una oreja madura parecerían misteriosas...

Así habló el Señor de la oreja verde

aquel día, en el expreso Soria-Monterde.
Gianni Rodari