Tomo la frase de una querida amiga venezolana, cuyo alma me entregó durante unas horas en que nos conocimos y compartimos un licuado de banana con alfajores de dulce de leche en un café de Córdoba.
Querida gran amiga de unas horas, con quien sigo comunicada por este medio, ahora entiendo tus palabras.
Nadie sabe hasta dónde va... hasta que llega.
Me contaste que esa frase era repetida siempre por tu abuela, que debe haber sido una persona muy sabia. Pude imaginarla, sentir sus caricias llenas de vida, recuerdos, consejos para dar...
Hasta qué parajes me llevará este camino? Cuántos encuentros tendré? Cuántos secretos a voces? Cuántos silencios compartidos?
Queridos amigos, hoy los celebro con un abrazo nuevo, un abrazo sólo nuestro... y les regalo la frase que mi amiga Olga me regaló un día.
Nadie sabe hasta dónde va... hasta que llega.
Bienllegados a mi sitio! Vamos?
Querida gran amiga de unas horas, con quien sigo comunicada por este medio, ahora entiendo tus palabras.
Nadie sabe hasta dónde va... hasta que llega.
Me contaste que esa frase era repetida siempre por tu abuela, que debe haber sido una persona muy sabia. Pude imaginarla, sentir sus caricias llenas de vida, recuerdos, consejos para dar...
Hasta qué parajes me llevará este camino? Cuántos encuentros tendré? Cuántos secretos a voces? Cuántos silencios compartidos?
Queridos amigos, hoy los celebro con un abrazo nuevo, un abrazo sólo nuestro... y les regalo la frase que mi amiga Olga me regaló un día.
Nadie sabe hasta dónde va... hasta que llega.
Bienllegados a mi sitio! Vamos?